Ha llegado el momento de recuperarse de la deuda. Mucha calma prestamistas e inversores, sanguijuelas y banqueros con sobrepeso. No hay que preocuparse de nada. No importa quién se va a recuperar, quizá el padre, el hijo, el nieto, el bisnieto, la abuela en la tumba o los muertos en la funeraria, pero recuperarse, seguro. eso seguro hombre. Alguien acabará pagando, muriendo o las dos cosas. Mientras pague, como si baila foxtrot todo el día. Libertad de expresión la que quiera siempre que no se olvidé de pagar. Pague, sufra sonría y no olvide que el mundo de las finanzas hay muchas estrategias para escapar de unos niveles de deuda agobiantes. El más sencillo es aumentar el número de pobres, la felicidad de unos es la desgracia de otros, aunque la economía mejora. Se recupera. La inversión se recupera. Vamos a mal peor. Bah, tonterías. Se recupera, que es lo importante. Como digo, tonterías, comparado con los asuntos de vida y muerte eterna, eso sí que es un problema mayúsculo, está la cosa mala para encontrar la paz con el Dios supremo, el Capital en persona. Menos mal que Jesús, el Cristo con C, nos aclara la situación: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí". En cristiano, si quieres ver el Capital, más vale que vayas pagando al capitalista, se llamé Jesús. José o Richard.
El precio de la salvación, de hecho, ya fue pagado por el Cristo con C en el calvario. Luego, todo lo que sigue es una estafa de poca monta. No lo sabíamos, pero los beneficios de este sacrificio glorioso sólo pueden ser nuestros cuando los recibamos como un regalo. La deuda de por vida es un regalo muy bonito, de un Cristo con C de ca... Deudores y pecadores, peor imposible. Y es que convertirse en uno de sus verdaderos seguidores conlleva un coste, el coste del compromiso. Ya se sabe. Una gestión, un pago. Nada es gratis en el mundo del señor. Ya hace mucho tiempo que se dice, y nada, la gente cae una y otra vez, que no se entera, con la de veces que se ha dicho ya. Mira el simpático de Lucas, que no es un pato, en 9: 23-24, lo que decía hace miles de años: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, se salvará.... tralalá. tralalá". Así que amigos, a tomar la cruz y fastidiarse. Y el último que resucite es tonto.
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