lunes, 31 de enero de 2011

¡En la cara, no...!

Antes vivíamos muy felices, aunque sin perdices, y no conocíamos los trapos sucios de todo tipo que hay dentro de los demás, ocurrencias, chascarrillos, prejuicios, ideas descerebradas, mala ostia, cretinismo, y toda la panoplia de vicios, pecadillos y penurias de los tristes cerebros. Como mucho cuando abrían la boca o cuando había que soportar las borracheras de los amigos, las comidas familiares, temibles en Navidad, o a los pesados de los bares y tabernas. Con el progreso, estimado público, todo ha cambiado. Ahora con el invento postpaleolítico de internet, blogueos, redes "socialistas" y demases, todo el mundo se cree en el derecho de echar encima de sus semejantes todo lo que lleva dentro. Y sin ningún pudor, qué ostias. Tenemos que saberlo todo y soportarlo todo, en directo y a cualquier hora. Lo que creen que saben. Lo que creen que son. Lo que no saben los otros. Lo que no son los demás. Lo que opinan o dejan de opinar. Sus gustos y preferencias. Sus desgracias. Su vida. Pero, ¿qué vida? ¡Vayánse a sus casas por favor! ¿Que los aguante su santa madre, su sacrificada esposa o su atento esposo! ¿No ven que no interesa? Señores, señoras, señoritas... No nos echen sus miserias como si fuera el más exquisito de los manjares. Abajo con las masturbaciones colectivas. ¡Que no somos porno stars que disfrutamos con las oleadas de liquido seminal que inundan la cara! ¡Si encima querrán que traguemos y que miremos a cámara sonrientes! Aquí no vamos a sonreír ni para la foto. - Pero oiga, si usted hace lo mismo... - Cállese hombre, que no se entera de nada, no sabe que en el primer mundo mientras trabaje, cierre la boca y pague impuestos todo el mundo es libre de hacer el idiota cuando quiera... además, déjeme con mis cosas privadas... y no me mire que me desconcentro...

lunes, 24 de enero de 2011

Medallas en las playas

A la Gran Europa, este simpático sueño hitleriano que cada vez está más cerca de hacerse realidad, le pasa como a la madame Castafiore en los cómics de Tíntin, que canta, y cómo desafina la señora, "Me río cuando me miro al espejo, laralá, laralá". La lástima es que no vomite, aunque sea un poquito. La política europea ha perdido el rumbo, está como desorientada y no sabe reconocer los valores universales.Nada, nada, una pena. Lo peor de todo es la política de concesión de premios. Un error tras otro. No dan pie con bola estos gestores y tecnócratas que apenas aciertan en sus decisiones. Por ejemplo, el premio a los emprendedores, perseverantes y gente con vistas al futuro. Negociantes, científicos, intelectuales, etc. ¡No!, no, estáis muy equivocados. Eso no es nada. Qué va a saber esta gente. Pensar un poco. Imaginemos a un muerto de hambre de cualquiera de los hemisferios. La odisea de atravesar con escasos recursos medio planeta. Hambre, sed. Miedo. Persecución. Muerte. Pero el hombre no claudica. Tira para adelante hasta llegar a la tierra prometida de acogida, a la Gran Europa. ¿Y qué se encuentra ahí? ¿Cómo es agradecida y celebrada su odisea, digna del aventurero más audaz? ¿Con un banda de música le reciben? Pues no, le empujan de vuelta al mar, si pueden, o le muelen a palos como un perro. Señores, por dios, que falta de visión política, de perspicacia. ¡Si habría que darle y ponerle una medalla nada más llegar! ¡Y de oro! ¡Oro macizo con diamantes! Si gente como esta es la que hace falta para salir de la crisis. Gente emprendedora e incansable. Venga hombre. Saquen a todos los chupatintas de los ministerios. A todos los funcionarios. A los presidentes y diputados. ¡Todos fuera! Y pongan a los muertos de hambre. Da igual que huelan mal, nadie es perfecto, seguro que sacan el país para adelante por poco que hagan. Incluso puede que encuentren hasta las joyas de la Castafiore. Menudos son ellos.