martes, 22 de abril de 2014

True Detective & Lone Star: La vida es una lata


Cualquiera diría que las ingentes cantidades de dinero y de tiempo invertidos en crear series televisivas sólo sirven para perder el tiempo mejor y durante más tiempo, el día entero si hace falta, pero es así, y es que darle a la serie no es más que otra forma de darle al chicle, aunque esto sólo lo saben algunos iniciados, los iniciados en el chicle, como es natural. Ahora, para no ser menos, mascaremos un poco una de las mejores series creadas para el chicle catódico: True Detective. La serie reina de las referencias, las metarreferencias, los metachicles, las historias y las metahistorias; la serie ideal para perder el tiempo todavía más si cabe, nunca es bastante amigos, seamos sinceros. Querer es poder.

Creo que nadie se ha fijado hasta el momento en algo muy básico y evidente. En una de las escenas más famosas de la serie, nos encontramos con el detective Rust Cohle, Rusty para los amigos que no tiene, durante el interrogatorio y con un montón de latas de cerveza Lone Star delante. La elección de esta marca de cervezas no es casual y ahora demostraremos por qué.



En Lone Star confluyen como mínimo dos líneas temáticas constantes en la serie. Por un lado, el tema de las ESTRELLAS. Por ejemplo, en la parrafada visionaria de Reggie Ledoux, una de las encarnaciones del mal, cuando está detenido y a punto de morir:
 "Es la hora ¿verdad? Las estrellas negras ascienden. Sé lo que va a pasar después. Te vi en mi sueño. Tú también eres un sacerdote. Ahora estás en Carcosa conmigo. Él te ve. Harás esto otra vez. El tiempo es un círculo plano. Estrellas negras"... y ¡PUM!, se acabó Ledoux de un tiro en la cabeza.

O por poner otro ejemplo, las estrellas negras tatuadas de una de las amigas de Dora Lange. Lo curioso del caso es que en toda la serie no se ve ni una sola estrella real... o casi. En los cielos jamás se ve una estrella, o bien son cielos grises o bien cielos nocturnos completamente negros. Sin esperanza y sin luz. Miren y vean, o mejor, no vean. Hay otras estrellas, pero son siempre dibujos, rótulos luminosos o pinturas. Artificiales muchas; reales, ninguna... excepto, claro, claro, en el último plano de la serie. ¿Creían que me había olvidado?

El otro tema es la SOLEDAD. Rust Cohle, escéptico, nihilista a la americana, sombrío, luego redentor y redimido, es siempre el hombre solitario por excelencia, tanto al principio como al final de la serie. Y está claro, muy claro, que no podía beber otra cerveza que LONE STAR, estrella solitaria, es como si la hubieran fabricado para él. ¿Qué otra cosa podría beber si no? Es una estrella solitaria ¿Negra? Ya se verá.



Pero la cosa no acaba aquí. No se trata sólo de la soledad de Rust sino de la de todos los animalitos humanos, "marionetas biológicas" como él mismo apunta. La lata de cerveza es también el modelo del tiempo, del túnel del tiempo, de la ficción del tiempo como tiempo que avanza, que cambia y se renueva. Pero Rust aplasta la lata, momento soberbio, sí señores, para mostrar que el tiempo no existe, que es sólo un círculo plano, en el que todo se repite una y otra vez: "Es el destino de la vida humana". Resulta que el destino de la vida es una lata, una verdadera lata. Pero la cosa sigue sin acabar aquí. Recortando las latas de cerveza, Rust crea cinco figuras humanoides, con una preciosa camiseta roja, donde se lee con claridad en lo que sería su pecho, a modo de hombre anuncio: LONE. Y que tienen por cabeza una estrella... Parece querer señalar con este teatrillo la esencia colectiva y ficticia de los hombres, meros muñecos de hojalata, reproducibles al infinito, programados, que creen ser alguien pero que no son nada, son sólo juguetes, figuras de lata. Y sobre todo, las personas son  estrellas solitarias bajo el peso de una eternidad inalcanzable, de un cielo negro, jugando a contarse historias, a contar mentiras. Como las de la serie.




Rematemos el asunto. La relación de Rust con la cerveza Lone Star viene de lejos,  o mejor dicho, la relación del actor que lo encarna, Mathew McConaughey. La primera vez que apareció este actor en una pantalla fue algunos segundos en un anuncio de... ¿se lo imaginan? Sí, de Lone Star. (Busquen en la red, no sean perezosos.) Ya se sabe, el tiempo es un círculo plano o un chicle usado, depende de la lata que queramos dar. 

Para terminar merchaindising selecto infografiado. De Big Hug Mug, y la triple G, hablaremos otro día. No sean avariciosos. Todo llega en este mundo.



¡CUIDADO!: Hay spoillers, demasiado tarde, muy tarde. El mal ya está hecho.

martes, 1 de abril de 2014

Tronco móvil


Queridos telespectadores sin TV,  no sólo agradecemos los aplausos, también somos muy sensibles a las críticas y estamos dispuestos a dar lo mejor para rectificar. Algún fogoso seguidor, en los comentarios de la primera parte de la Trilogía del SHA, El Imperio de Esparreguera,  ha puntualizado que la palabra "Consolador" es misógina, incorrecta y perdonavidas, porque el consolador no da consuelo sino otras cosas. Un purista del lenguaje, sin duda, crítico del machismo biológico. No obstante, seremos políticamente y sexualmente correctos. Para ser precisos, deberíamos sustituir la palabra "consolador" por "falo inorgánico". Ahora bien, este concepto no permite distinguir con claridad entre el mal llamado "consolador" y el "vibrador", mundos aparte, se lo aseguro. Así que debemos precisar de nuevo y distinguir entre "Falo inorgánico no mecanizado" y "Falo inorgánico mecanizado".  Cuestión aparte es si son flexibles o rígidos. No entraremos en ese debate espinoso. Lo importante es si tiene mecanismo o no.

Las comunidades eco-feministas-homo-trans prefieren hablar, por razones obvias,  de "Tronco inmóvil", en lugar del denostado "consolador", y de "Tronco móvil" en vez de "Vibrador". No se dan cuenta que con ello caen en la moral más retrógrada de Los Picapiedra. Pedro, Pablo y el resto de machacas. Es un error, queridos amigos y amigas. El tronco es una trampa. Olvidad el tronco. Sobre todo el tronco móvil.

Por su lado las comunidades anarco-deseantes prefieren hablar del "Gusano estante" y del "Gusano reptante". Si es posible sin órganos y completamente liso. No pondremos objeciones. Eva y la serpiente empezaron así. Tirados por los suelos.

Con esto basta para satisfacer al seguidor. Tan sólo decir, como ya le respondimos, que a las princesas sí que las consuela. No hay más que ver el éxito indiscutible de ventas de la marca de consoladores -mejor dicho, falos inorgánicos mecanizados o no- "La soledad de la princesa". No lo busquen. Están agotados los stocks.

Por último, anunciar que con estas líneas se inicia, ¿o se inició antes? -piensen lo que quieran- LA TRILOGÍA DEL TRONCO. Quizá empezó o no empezó o sí empezó, ya veremos, con La estufa húmeda.