martes, 29 de junio de 2010

Zombis caseros (2ª parte)

Este tema ha sido recientemente recogido en un cómic de la serie Lobezno (Wolverine), exactamente en el número 54. Este famoso mutante, con cara de pocos amigos, garras afiladas e irrompibles de adiamantium y que es el mejor en su trabajo... tiene la desgracia de cruzarse en el camino del Dr. Rot, el maloso de turno, un psicópata despiadado que relata cómo se inició en el tema del asesinato: "Lo primero que maté es el gato de mi vecino. Le taladré un agujerito en la cabeza y derramé un poco de ácido de batería. Estaba intentando crear mi propio zombi, pero no funcionó, murió.". Todo un angelito que luego prosiguió con humanos. Como era de esperar, Lobezno consigue escapar del manicomio del doctor, pero sin atrapar al malvado doctor, que además se gasta un humor negro de mil diablos. Seguro que lo volveremos a ver en algún otro número de la colección. Es evidente que el guionista del cómic se inspiró en el caso real del zombificador Dahmer.

Zombis caseros (1ª parte)

En algún momento, alguien podría decidir que la compañía ideal y de fidelidad asegurada es el zombi, dado que no protesta, prácticamente no gasta y es fácil de mantener al lado, sin las molestias tan desagradables y tediosas de las mascotas. Eso sí, mejor que su boca se mantenga alejada de nuestras carnes. Este alguien ha existido, se llama Jeffrey Dahmer, tan bien conocido como el asesino en serie de Milwaukee, un antiguo soldado profesional que tuvo la genial idea de crear un método de zombificación para tener un amigo permanente. Antes había probado con algunos sujetos que asesinó, pero claro, hay un problema, los muertos se descomponen, no duran mucho y encima, mucha compañía no es que hagan, confesó el asesino.
La técnica que utilizó Dahmer en un primer momento era perforar el cráneo de sus víctimas con un taladro, introducir una jeringuilla e inyectar en la cavidad craneal ácido muriático. La primera vez, con un tal Konerak Sinthasmophone (sin relación aparente con el i-phone...), la cosa no funcionó demasiado bien, porque el muchacho no se transformó en lo bastante "zombi" y, en un descuido, salió a la calle, no muy entero, eso es verdad. De vuelta a casa, como si trajera la mascota al hogar, le inyectó una dosis mayor que resultó mortal. El primer experimento había resultado fallido. La víctima todavía "pensaba" demasiado y por lo tanto tenía voluntad y recuerdos. Había que mejorar la receta.

lunes, 7 de junio de 2010

Doble ataúd

Algunas víctimas de secuestros se ven encerradas en el sentido literal del término. Colleen Stan, que tuvo la mala suerte de convertirse en esclava sexual, paso años emparedada en un doble cajón de madera. Otra desafortunada víctima, Estefanía Slater explicó con todo lujo de detalles que su raptor la llevo a un garaje a oscuras. Tuvo la amabilidad de decirle que "esperaba que no fuera claustrofóbica, porque iba a entrar en una caja que está dentro de otra". Y no eran precisamente muñecas rusas, sino un ataúd colocado dentro de un contenedor con ruedas. Es de suponer, que para aumentar la movilidad y comodidad a la hora de moverla por la casa. Por si fuera poco, la esposó, vendó y amordazó. Esta genuina momia egipcia, aparte de pasar frío, creyó que ya había muerto. "Tenía tanto frío que pensaba que estaba muerta". En la oscuridad total, cuenta que se le apareció Cristo en persona. Morir, no murió, pero al explicar esta historia tuvo tal impacto y fue tan conmovedora que no sólo lloró el jurado, sino también el secuestrador, emocionado y compungido por su crueldad.

domingo, 6 de junio de 2010

El chupadedos del pie

Edgar Jones, un estadounidense muy peculiar, fue arrestado en 1992 como sospechoso de ser el temible Chupadedos del Pie de Sant Louis. Todas sus víctimas eran colegialas y eran sometidas a aberraciones increíbles por este sátiro sin parangón. Jones vestido de ropa de deporte salía a correr y cuando se encontraba con alguna chica, la tumbaba de golpe, de forma compulsiva, le quitaba los zapatos y le chupaba como un poseso los dedos de los pies. Como se puede ver, ¡un criminal muy peligroso! Algo similar, y mucho más terrible, fue lo que le pasó a J. Thomas, en Oxford: la noche del 10 de abril de 1992 alguien lo ató, le vendó los ojos y se dedico a hacerle cosquillas en los pies sin parar, un acto verdaderamente monstruoso y cruel.

viernes, 4 de junio de 2010

El bueno de Jack Ametralladora

Jack Ametralladora McGurn (su verdadero nombre era Jack De Mota) estuvo a punto de convertirse en un superviviente por amor, sólo a punto. Después de la muerte de su padre, a manos de la banda de Genna, trabajó como pistolero a las órdenes del famoso Capone. Naturalmente, el mundo es un pañuelo, concentró sus disparos en la banda de Genna y participó en la también famosa Masacre de San Valentín. La policía había retirado los cargos contra él, pero fue acusado de perjurio. La fortuna le sonrió, porque descubrió que el único testigo que había contra él era una muchacha llamada Louise Rolfe. No tenía muchas opciones y escogió la más romántica y definitiva. Se casó con ella y desapareció del mapa. Y así vivieron felices hasta que el día siguiente de la Masacre de San Valentín, lo mataron de un disparo en el Avenue Recreation de Chicago. Ya es mala suerte, para una vez que había descubierto el amor.

jueves, 3 de junio de 2010

Mirarse el ombligo

El ombligo, como todo el mundo sabe, es de hecho una cicatriz, producida por la caída del cordón umbilical, ahí donde estaba su entrada. Además, también puede ser muy atractivo, pero eso es otro tema. En algunos congresos de anatomistas, hay gente para todo, un estudio sobre la morfología del ombligo demostraba que tiene valor identificativo, con la doble ventaja de ser variable en forma y estar casi exento de variaciones en el período medio de la vida. Como forma alternativa al carnet de identidad o la huella dactilar, no estaría mal, animaría un poco las colas para coger el avión y similares. ¡A enseñar el ombligo, señor o señora! ¡Identifíquese!

Algo se mueve por ahí

Es asqueroso, pero las larvas son una buena ayuda para la investigación, siempre y cuando no te las lleves a casa. La larva se considera que es el estadio de desarrollo entre el huevo y el insecto. Es la fase que con más frecuencia se observa al examinar al denominada "fauna cadavérica", que tiene muy poco que ver con los documentales de la tele sobre animales.

Las larvas se alojan principalmente alrededor de las llagas abiertas y de los orificios naturales (boca, nariz, ojos, oído, ano, vagina) pasando después a otras partes del cuerpo. La cuestión estriba en que es muy difícil identificar las especies a partir de estas formas inmaduras de los insectos. Como no se puede esperar a que crezcan y alimentarlas con ternura, pues hay que apañarse con lo que hay, y si hay suerte, están lo bastante desarrolladas para que den alguna pista.

El algodón no engaña

El tiempo enseña la importancia de las manchas para la investigación del crimen, es decir, toda modificación del color, suciedad, materia extraña en el cuerpo humano, sobre instrumentos o un objeto cualquiera. Esto incluye depósitos de líquidos. elementos blandos o sólidos. Del estudio de estas manchas se pueden establecer relaciones comprometedoras de la intervención o participación de una persona o cosa en un hecho delictivo. Por ello, existen especialistas del "otro lado", del lado del crimen, que se dedican a limpiar la escena del crimen, como el denominado "Lobo" que aparecía al final de la película Pulp fiction de Tarantino.

Las manchas son de diversos tipos, tan variadas con la vida del criminal y la víctima. Las manchas dinámicas son producidas como consecuencia del movimiento de un ser vivo o de un objeto que éste esté manipulando o haya manipulado en algún momento. Como era de esperar, tiene especial interés para la resolución de los casos las de los fluidos orgánicos en el lugar de los hechos. La sangre, pues claro, se lleva el premio a la mancha más provechosa y esclarecedora. En criminalística las manchas de sangre se clasifican según su producción en contacto, escurrimiento, impregnación, limpieza -para borrar pruebas- y proyección (en CSI se lo pasaban muy divertido trazando líneas con cordeles para determinar las trayectorias de las manchas de sangre, y ya no digamos Dexter...).

Otro tipo de manchas, las orgánicas, las producidas por sustancias que provienen del cuerpo humano o de otro ser viviente, como las de cerumen -sí, antes de cometer algún crimen hay que ir muy limpitos y lavarse bien las orejas-, fecales -esto huele...-, mucosa nasal, orina, saliva, sangre, semen, sudor, vómito -algún escrúpulo o repugnancia posterior a la ejecución del crimen... o alguna comida que ha sentado mal-. Las manchas inorgánicas, pues el resto. Unos ensucian y otros buscan la suciedad delatora. Al final, siempre toca limpiar al becario.