Edgar Jones, un estadounidense muy peculiar, fue arrestado en 1992 como sospechoso de ser el temible Chupadedos del Pie de Sant Louis. Todas sus víctimas eran colegialas y eran sometidas a aberraciones increíbles por este sátiro sin parangón. Jones vestido de ropa de deporte salía a correr y cuando se encontraba con alguna chica, la tumbaba de golpe, de forma compulsiva, le quitaba los zapatos y le chupaba como un poseso los dedos de los pies. Como se puede ver, ¡un criminal muy peligroso! Algo similar, y mucho más terrible, fue lo que le pasó a J. Thomas, en Oxford: la noche del 10 de abril de 1992 alguien lo ató, le vendó los ojos y se dedico a hacerle cosquillas en los pies sin parar, un acto verdaderamente monstruoso y cruel.
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