lunes, 16 de agosto de 2010

viernes, 6 de agosto de 2010

La actuación policial

Ante un robo, hay un protocolo burocrático a seguir que se divide en tres áreas, mientras tanto el delincuente, si puede, toma las de villadiego. En primer lugar, A. la información, hay que recoger datos sobre el hecho y el delincuente, esto incluye la inspección ocular y los testigos. Luego hay que informar urgentemente a la unidad de mando, a lo superiores de toda la vida. Por supuesto, si hay alguna víctima y presenta lesiones el agente de turno debe prestarle primeros auxilios.
El segundo trabajo a efectuar es B. la localización del delincuente, de los testigos presenciales y de las pruebas de comisión del delito, si se encuentran, porque haberlas hay, pero...
Por último, y lo más peliagudo de la cuestión, está C. la detención, sin descuidar las medidas de autoprotección. Es necesario identificar, detener, si se deja, esposar y cachear al presunto delincuente. A continuación hay que presentar al detenido, las pruebas y los testigos en Comisaría, en un departamento que es la inspección de guardia, aunque varía según los cuerpos. Sólo queda formular la denuncia con las pruebas y los testigos, e informar al superior. Esta es la teoría, en la práctica todo es muy diferente: la víctima no quiere denunciar, no hay pruebas, no se encuentran testigos, incluso puede tratarse de una falsa denuncia o de un falso robo... Las apariencias engañan, pero las evidencias todavía más, podemos esperar casi cualquier cosa en un caso de robo, ¡incluso que no haya robo!

¡Al ladrón!...

La definición de robo es más que obvia: comete robo quien con ánimo de lucrarse se apodera de las cosas, bienes o posesiones ajenas. Pero no todo es tan fácil, no basta con "robar" para cometer un robo, al menos no delante de un tribunal. Se exige además que sea con violencia o intimidación de las personas y empleando fuerza en las cosas. Lo fundamental a recordar en estos casos es que siempre es delito y que es perseguible de oficio. También hay una curiosa casuística, que a la víctima le interesa bien poco, pero al reo un poco más, pues varía bastante el grado y la pena según si: 1. El robo es en tentativa, antes de robar. 2. Es frustrado, es decir, pillado in fraganti, en el momento de cometer el delito. 3. Y, consumado, a posteriori del robo, disfrutando ya del botín. Por otra parte, también se considera que la posesión o tenencia de útiles para el robo es delito. Naturalmente el ladrón o aprendiz de ladrón hará todas las triquiñuelas posibles para intentar eludir esta maraña legal, que como es bien sabido por los sufridos turistas, no incluye el hurto.