viernes, 17 de diciembre de 2010

No tan Bello, ¡por dios!

Ya dije hace tiempo que las maledicciones bíblicas nos acechaban por todas partes. Primero fue el MAL húngaro y ahora le toca al BELLO colombiano. La divinidad ha entrado en una vía de ironía sofisticada donde lo más bello, lo estupendo y noticiable es que la gente muera enterrada por toneladas de barro, empujadas por el peso de un cementerio de residuos ilegal. Y tenía que ser en la población de Bello, ¡cómo no!, un lugar ideal para morir divinamente. La gente es muy posible que no aprecie la gracia de nuestro señor, pero ¡es que hay muy poca fe hoy en día! Rezad un poco y el creador pensará alguna manera divertida de daros muerte o de fastidiaros la vida un poco más. Por el sufrimiento se gana el cielo. Con basura encima ya es un plus.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Batracios ópticos

La optografía según sesudos estudiosos es la fotografía de objetos brillantes y de alto contraste que en teoría permanecen impresas en la retina durante media hora después de la muerte. O sea que hay que darse prisa si queremos obtener alguna pista. Alguien recordará quizá un episodio de Twin Peaks donde se obtenía la última imagen de una de las víctimas femeninas: una bonita moto. No está mal para antes de morir.
La primera noticia que se tiene de este procedimiento procede de la universidad de Heidelberg, donde el doctor Kuhne (1881) examinó los ojos de una rana muerta, porque no soportaba volver a casa para ver a su oronda mujer, y distinguió en la retina la impresión casi imperceptible del mechero bunsen del laboratorio. Que se sepa, el doctor no era adicto a ninguna droga alucinógena y el mechero era sólo para usos científicos. Este investigador dedujo que antes de morir, la rana había mirado fijamente la llama, mientras maldecía al doctor que la mataba, y así, este honrado profesor pudo observar la imagen de lo último que vio. Por suerte, no pudo oír lo que pensaba la rana.

sábado, 13 de noviembre de 2010

El agente Johnson

Un hombre de mediana edad, acudió al servicio de urgencias del hospital de la ciudad. Una vez dentro, se registró con el nombre de Harry Backman. También solicitó ingresar en la sala de psiquiatría. La gracia del asunto es que a pesar de que todos los documentos le identificaban como Harry Backman, resultaba que su nombre real era Johnson. Un enfermero le preguntó cuál era su apellido entonces, si Harry no era él. Su respuesta fue: "No me está permitido revelarlo". Y no hablaba en broma, explicó ante las caras de sorpresa de los residentes de psiquiatría que en realidad él era el agente Johnson -como el limpiador...-, del FBI, nada menos, y que estaba encargado de descubrir el paradero de Harry Backman, que había desaparecido.

Se ve que el tal Harry, según Johnson, viajaba de ciudad en ciudad, y el también, Johnson, claro, viajaba, haciéndose pasar por paciente en hospitales de psiquiatría donde Harry había estado ingresado para recabar información. De momento tenemos un buen argumento para una película, lástima que se trata de una caso real como la vida misma.

El asunto sigue así. Harry era epiléptico y tomaba medicación. Johson no, por supuesto, que le buscaba y se comunicaba con sus superiores de la "Agencia" con una radio especial supersecreta de alta tecnología. Las órdenes que había recibido eran sorprendentes. Debía venir justo a este hospital y ser admitido en psiquiatría como paciente porque Harry, el otro, había sido tratado cuando tenía diez años. Y bueno, quizá se podía seguir su pista de estado en estado. De hecho, los servicios de inteligencia siempre demuestran muy poca inteligencia, recuerden Irak amigos de la red, así que un disparate más no sería tan raro, incluso estaría dentro de la lógica borrosa de los defensores de la ley.

Ahora viene lo más bueno, el paciente Johnson -o el agente, depende desde dónde se mire- confesó su miedo de que el Harry real estuviera muerto y enterrado, y lo que es peor, oh qué terrible, de que un impostor estuviera suplantándole para cobrar el subsisio de enfermedad.

A estas alturas, ya empieza a ser muy difícil saber quién es más real si Johnson o Harry, si hay más de un Harry más de un Johnson, resulta difícil hasta saber cómo me llamo y ustedes lectores deben haber olvidado hasta el día en que nacieron, que, en parte, mucho mejor, estaba muy oscuro y hay poco que recordar excepto la palmada en el trasero. Los médicos siempre igual de simpáticos y emprendedores.

El final, ya se lo pueden imaginar, el agente Johnson vivía en un centro, pero no precisamente de inteligencia, sino psiquiátrico, y su nombre real era, efectivamente Harry Backman. Bueno, ¡eso es que lo dicen los médicos!, porque Johnson sigue de misión secreta y cree que todos los médicos, funcionarios y demás asalariados no son sino espías, y también los barrenderos, los camareros, la mujer que pasea al perro, la vecina, el oficinista. Todos todos son espías y forman parte de un complot universal que se inicia a los diez años de Harry en el hospital. Ya lo ven, la historia de la civilización no empieza con Adán, sino con Harry. Harry es el primer hombre. Todos venimos de Harry. Somos clones de Harry. ¡Viva Harry! ¡Harry ha muerto, viva Harry!

El agente, como Harry, también era epiléptico, y después de sufrir un ataque, un enfermero le preguntó: "Pensaba que era Harry y no Johnson el que tenía epilepsia". Seguramente se debió de sentir muy gracioso por esta ocurrencia, al poner de manifiesto la contradicción del supuesto paciente. Sin embargo, años de entrenamiento secreto en la "granja" de la CIA, encapuchado, permitieron al agente Johnson dar una réplica muy acertada: "¡YO SOY Harry!", exclamó el agente experimentado, con una sonrisa en la cara, a ver qué se habían creído, y además "¡Por fin le he encontrado!". Johnson encontró a Harry. Y Moisés la tierra prometida. Fin de la misión. Objetivo cumplido. La humanidad podía disfrutar de un nuevo amanecer.
(Dedicado con aprecio a DOBBLE GUM)

domingo, 24 de octubre de 2010

El MAL húngaro, ¡y no es la sífilis!

Con un poco de suerte los augustos magiares y los pobladores de las tierras húngaras no conocen las lenguas romances, como el castellano, no dominan el lenguaje clásico latino o no son supersticiosos, porque si no empezarían a creer en las maledicciones divinas. Ya me imagino los titulares de los periódicos: "Las fuerzas del MAL se abaten sobre Hungría". Transilvania no es nada. Drácula el empalador no es nada. ¡Escuchen y vean! El MAL auténtico es el depósito de residuos tóxicos de la planta de aluminio MAL (Magyar Aluminium). El MAL es el MAL. Para rematar la faena, en la mejor tradición de las plagas de Egipto. el MAL es rojo ¡y quema! ¿Será el infierno? Para algunos sí. Pero bueno, con unas cuantas palas todo se arregla. Seguro que incluso es bueno para la tierra. Si los peces salen más gordos al lado de las centrales nucleares, pues el aluminio con sosa cáustica ya debe ser fabuloso. Propiedades curativas y todo. Como era aquello de la Bola de Oro...El mal es el capital... El mal es el capital... Como no hay otro, ¡qué remedio! ¿Y el bien? Pregunte por ahí, hombre, a ver si le indican dónde está.

jueves, 7 de octubre de 2010

Noticias sangrientas

Los accidentes de coches son un tema apasionante, empezando porque no se trata de accidentes. A ver, miles de personas conduciendo juntas, a pocos metros, unos trastos metálicos con cuatro ruedas a muchos kilómetros por hora, la mayor parte del tiempo pensando en otras cosas. ¡Lo raro es que llegue alguien vivo al destino! Debería recibir un premio a la supervivencia. Pero no, publicistas, políticos y periodistas se empeñaron hace tiempo que lo normal era correr como locos y no pegársela y que lo excepcional era el choque. Habría que darles una medalla a la inventiva y otra por conseguir una cuota de pantalla inexplicable. Digo yo, ¿es más noticia un accidente de coche que una muerte por paro cardíaco o por insuficiencia respiratoria? ¿Qué pasa aquí? ¿Es que morir al volante tiene más glamour, da más puntos que hacerlo como la mayoría? ¿Es que es más importante morir en la carretera entre hierros retorcidos, que hacerlo de manera vulgar y anónima? Qué me va usted a decir hombre, no compare morir en un accidente múltiple que romperse la crisma por resbalar con una piel de platano. Lo dicho, una medalla, los telediarios a partir de ahora sólo emitirán accidentes de tráfico y choques en cadena. Es gratis porque los actores no cobran ¡Claro, porque están muertos! Muérase usted bien hombre, que va a salir en la tele. No sea vulgar.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Fuga de cerebros...



Este es uno de esos casos en que no se sabe si es mejor reír o llorar. El interés académico no se ve por ninguna parte, realización pésima -a no ser que se trate de la última moda en películas experimentales...- y dudoso gusto. Sobre todo un ¡hurra! por el cámara, ¡felicidades!, seguro que pasas a la posteridad por tu raro sentido del equilibrio. Al menos puede servir para contextualizar las tres actitudes básicas de un estudiante de medicina o medicina forense ante su primera autopsia:
1. La risa idiota y nerviosa, con chistes de mal gusto como mecanismo de defensa.
2. La cara de asco y la carrera para ver quién llega antes al lavabo para vomitar.
3. La indignación ante la falta de consideración por el ser humano y el ambiente como de fiesta macabra al lado del cadáver.

Es como una prueba de resistencia, un test para hacer en casa delante del ordenador. Usted querido internauta ¿cuál cree que sería su reacción? -¡Y no vale hacer trampas!
Manden las respuestas a donde crean conveniente. Abstenerse bolsas con vómito y similares, por favor.

lunes, 16 de agosto de 2010

viernes, 6 de agosto de 2010

La actuación policial

Ante un robo, hay un protocolo burocrático a seguir que se divide en tres áreas, mientras tanto el delincuente, si puede, toma las de villadiego. En primer lugar, A. la información, hay que recoger datos sobre el hecho y el delincuente, esto incluye la inspección ocular y los testigos. Luego hay que informar urgentemente a la unidad de mando, a lo superiores de toda la vida. Por supuesto, si hay alguna víctima y presenta lesiones el agente de turno debe prestarle primeros auxilios.
El segundo trabajo a efectuar es B. la localización del delincuente, de los testigos presenciales y de las pruebas de comisión del delito, si se encuentran, porque haberlas hay, pero...
Por último, y lo más peliagudo de la cuestión, está C. la detención, sin descuidar las medidas de autoprotección. Es necesario identificar, detener, si se deja, esposar y cachear al presunto delincuente. A continuación hay que presentar al detenido, las pruebas y los testigos en Comisaría, en un departamento que es la inspección de guardia, aunque varía según los cuerpos. Sólo queda formular la denuncia con las pruebas y los testigos, e informar al superior. Esta es la teoría, en la práctica todo es muy diferente: la víctima no quiere denunciar, no hay pruebas, no se encuentran testigos, incluso puede tratarse de una falsa denuncia o de un falso robo... Las apariencias engañan, pero las evidencias todavía más, podemos esperar casi cualquier cosa en un caso de robo, ¡incluso que no haya robo!

¡Al ladrón!...

La definición de robo es más que obvia: comete robo quien con ánimo de lucrarse se apodera de las cosas, bienes o posesiones ajenas. Pero no todo es tan fácil, no basta con "robar" para cometer un robo, al menos no delante de un tribunal. Se exige además que sea con violencia o intimidación de las personas y empleando fuerza en las cosas. Lo fundamental a recordar en estos casos es que siempre es delito y que es perseguible de oficio. También hay una curiosa casuística, que a la víctima le interesa bien poco, pero al reo un poco más, pues varía bastante el grado y la pena según si: 1. El robo es en tentativa, antes de robar. 2. Es frustrado, es decir, pillado in fraganti, en el momento de cometer el delito. 3. Y, consumado, a posteriori del robo, disfrutando ya del botín. Por otra parte, también se considera que la posesión o tenencia de útiles para el robo es delito. Naturalmente el ladrón o aprendiz de ladrón hará todas las triquiñuelas posibles para intentar eludir esta maraña legal, que como es bien sabido por los sufridos turistas, no incluye el hurto.

domingo, 18 de julio de 2010

Ondas y olas

Las ondas de choque de las armas de fuego portátiles las produce el proyectil en su movimiento de avance. En el mar también hay ondas, y olas, pero no son peligrosas porque no alcanzan la alta velocidad de las balas, de lo contrario sería como bañarse en medio de un fuego cruzado infernal. Gracias a esta lentitud, nos podemos bañar y tomar el sol, el que tenga la suerte de disponer del tiempo o estar de vacaciones. La onda se produce porque el proyectil comprime ante él el medio por el que circula, formando un área de compresión que se desplaza como una onda de choque de forma esférica, como una pelota mortal. En cambio, las ondas de choque secundarias, se forman en la cola o base de los proyectiles de antecarga o retrocarga, al ser llenado de aire violentamente el vacío que van dejando en la trayectoria. Como los ingenieros se las saben todas, para evitar esta onda se da a la base una forma de cono truncado. Esto es lo que no vemos, y esperemos no tener la desgracia de ver los efectos del proyectil bien visibles.

El trono imperial

No vamos a hablar de Sisí la emperatriz precisamente, sino de algo un poco más sucio y menos glamuroso. El "trono" no es más que un tipo de retrete especial en el que se hace sentar a los contrabandistas o "mulas" sospechosas de llevar algo en sus intestinos que hace compañía a sus excrementos. Es un inodoro seco donde el sospechoso debe plantar el pino bajo la atenta mirada de funcionarios con batas blancas. Se emplea un chorro de agua para pasar las heces a un depósito de acero inoxidable y una ranura para insertar la mano enguantada. No se trata precisamente de alta tecnología. Una vez en la caja, los excrementos se examinan con cuidado y delicadeza: se pueden lavar, tocar, palpar con una mano enguantada o someter a pruebas. Es como una versión funcionarial del beso negro o de trabajos lubricados en la puerta de atrás. Pero como las ciencias adelantan que es una barbaridad, este método sucio y degradante ha sido sustituido por escáneres y rayos X de todo tipo. ¡Qué lástima, con el encanto que tenía sentarse en el trono! ¡Sin contar el morbo de que te observen funcionarios o funcionarias vestidos como enfermeras!

Zombis caseros (3ª parte)

Volvamos al zombificador Dahmer, después de su fracaso en su primer experimento... ¿Qué buscaba Dahmer? ¿Qué motivos ocultos movían sus actos irracionales? Es muy sencillo, no quería estar solo. Cuando durante el interrogatorio en el tribunal le preguntaron: ¿Qué hacía falta para que dejara de matar? Dahmer respondió con toda tranquilidad y convencido: "Una relación permanente". Vamos que en el fondo era un romántico en busca del príncipe o la princesa de sus sueños, un poco parada eso sí, y que no diera mucho la lata. ¿A lo mejor un robot hubiera sido una mejor solución, y menos sangrienta? Pero al zombificador no se le ocurrió o prefería algo más "humano". En todo caso, como el ácido mató a la primera víctima, Sinthasmophone, decidió cambiar el ácido por agua caliente, según criterios químicos inexplicables.
El Sr. Winberger fue el elegido para esta nueva prueba, que complementaba el agua caliente en el agujero del cráneo, a modo de lavativa cerebral, con dosis de píldoras. Al principio pareció funcionar, la víctima estaba en un estado semifuncional, incluso era capaz de ir al baño...
En el fondo el Sr. Dahmer era un buen ciudadano, ya que trabajaba y además era puntual. Al ir un día al trabajo, repitió la inyección de agua caliente en el lóbulo frontal y una buena dosis de pastillas. Se ve que se le fue la mano, porque cuando regresó a casa se encontró a su "querido" Winberger muerto. El experimento había fracasado otra vez y ya no habrían más lobotomías caseras porque fue detenido. Una vez capturado confesó que había pensado en otros sistemas de zombificación, como insertar un cable en el agujero de la cabeza y aplicarle descargas. Así pues, poco faltó para que patentara ¡el primer ciborg! de la historia de la humanidad. Hemos de pensar que la precariedad de los materiales utilizados y la falta de estudios, así como la falta de colaboración de los laboratorios y de la sociedad civil, frustraron una brillante carrera científica que sólo encontró salida en el asesinato. No hace falta decir que esto es broma claro. O bueno, ¡quizá se equivocó de época!, en la Edad Media habría hecho furor, con los colegas médicos que sacaban la piedra de la locura a lo bestia, habría sido el rey de las trepanaciones.

martes, 29 de junio de 2010

Zombis caseros (2ª parte)

Este tema ha sido recientemente recogido en un cómic de la serie Lobezno (Wolverine), exactamente en el número 54. Este famoso mutante, con cara de pocos amigos, garras afiladas e irrompibles de adiamantium y que es el mejor en su trabajo... tiene la desgracia de cruzarse en el camino del Dr. Rot, el maloso de turno, un psicópata despiadado que relata cómo se inició en el tema del asesinato: "Lo primero que maté es el gato de mi vecino. Le taladré un agujerito en la cabeza y derramé un poco de ácido de batería. Estaba intentando crear mi propio zombi, pero no funcionó, murió.". Todo un angelito que luego prosiguió con humanos. Como era de esperar, Lobezno consigue escapar del manicomio del doctor, pero sin atrapar al malvado doctor, que además se gasta un humor negro de mil diablos. Seguro que lo volveremos a ver en algún otro número de la colección. Es evidente que el guionista del cómic se inspiró en el caso real del zombificador Dahmer.

Zombis caseros (1ª parte)

En algún momento, alguien podría decidir que la compañía ideal y de fidelidad asegurada es el zombi, dado que no protesta, prácticamente no gasta y es fácil de mantener al lado, sin las molestias tan desagradables y tediosas de las mascotas. Eso sí, mejor que su boca se mantenga alejada de nuestras carnes. Este alguien ha existido, se llama Jeffrey Dahmer, tan bien conocido como el asesino en serie de Milwaukee, un antiguo soldado profesional que tuvo la genial idea de crear un método de zombificación para tener un amigo permanente. Antes había probado con algunos sujetos que asesinó, pero claro, hay un problema, los muertos se descomponen, no duran mucho y encima, mucha compañía no es que hagan, confesó el asesino.
La técnica que utilizó Dahmer en un primer momento era perforar el cráneo de sus víctimas con un taladro, introducir una jeringuilla e inyectar en la cavidad craneal ácido muriático. La primera vez, con un tal Konerak Sinthasmophone (sin relación aparente con el i-phone...), la cosa no funcionó demasiado bien, porque el muchacho no se transformó en lo bastante "zombi" y, en un descuido, salió a la calle, no muy entero, eso es verdad. De vuelta a casa, como si trajera la mascota al hogar, le inyectó una dosis mayor que resultó mortal. El primer experimento había resultado fallido. La víctima todavía "pensaba" demasiado y por lo tanto tenía voluntad y recuerdos. Había que mejorar la receta.

lunes, 7 de junio de 2010

Doble ataúd

Algunas víctimas de secuestros se ven encerradas en el sentido literal del término. Colleen Stan, que tuvo la mala suerte de convertirse en esclava sexual, paso años emparedada en un doble cajón de madera. Otra desafortunada víctima, Estefanía Slater explicó con todo lujo de detalles que su raptor la llevo a un garaje a oscuras. Tuvo la amabilidad de decirle que "esperaba que no fuera claustrofóbica, porque iba a entrar en una caja que está dentro de otra". Y no eran precisamente muñecas rusas, sino un ataúd colocado dentro de un contenedor con ruedas. Es de suponer, que para aumentar la movilidad y comodidad a la hora de moverla por la casa. Por si fuera poco, la esposó, vendó y amordazó. Esta genuina momia egipcia, aparte de pasar frío, creyó que ya había muerto. "Tenía tanto frío que pensaba que estaba muerta". En la oscuridad total, cuenta que se le apareció Cristo en persona. Morir, no murió, pero al explicar esta historia tuvo tal impacto y fue tan conmovedora que no sólo lloró el jurado, sino también el secuestrador, emocionado y compungido por su crueldad.

domingo, 6 de junio de 2010

El chupadedos del pie

Edgar Jones, un estadounidense muy peculiar, fue arrestado en 1992 como sospechoso de ser el temible Chupadedos del Pie de Sant Louis. Todas sus víctimas eran colegialas y eran sometidas a aberraciones increíbles por este sátiro sin parangón. Jones vestido de ropa de deporte salía a correr y cuando se encontraba con alguna chica, la tumbaba de golpe, de forma compulsiva, le quitaba los zapatos y le chupaba como un poseso los dedos de los pies. Como se puede ver, ¡un criminal muy peligroso! Algo similar, y mucho más terrible, fue lo que le pasó a J. Thomas, en Oxford: la noche del 10 de abril de 1992 alguien lo ató, le vendó los ojos y se dedico a hacerle cosquillas en los pies sin parar, un acto verdaderamente monstruoso y cruel.

viernes, 4 de junio de 2010

El bueno de Jack Ametralladora

Jack Ametralladora McGurn (su verdadero nombre era Jack De Mota) estuvo a punto de convertirse en un superviviente por amor, sólo a punto. Después de la muerte de su padre, a manos de la banda de Genna, trabajó como pistolero a las órdenes del famoso Capone. Naturalmente, el mundo es un pañuelo, concentró sus disparos en la banda de Genna y participó en la también famosa Masacre de San Valentín. La policía había retirado los cargos contra él, pero fue acusado de perjurio. La fortuna le sonrió, porque descubrió que el único testigo que había contra él era una muchacha llamada Louise Rolfe. No tenía muchas opciones y escogió la más romántica y definitiva. Se casó con ella y desapareció del mapa. Y así vivieron felices hasta que el día siguiente de la Masacre de San Valentín, lo mataron de un disparo en el Avenue Recreation de Chicago. Ya es mala suerte, para una vez que había descubierto el amor.

jueves, 3 de junio de 2010

Mirarse el ombligo

El ombligo, como todo el mundo sabe, es de hecho una cicatriz, producida por la caída del cordón umbilical, ahí donde estaba su entrada. Además, también puede ser muy atractivo, pero eso es otro tema. En algunos congresos de anatomistas, hay gente para todo, un estudio sobre la morfología del ombligo demostraba que tiene valor identificativo, con la doble ventaja de ser variable en forma y estar casi exento de variaciones en el período medio de la vida. Como forma alternativa al carnet de identidad o la huella dactilar, no estaría mal, animaría un poco las colas para coger el avión y similares. ¡A enseñar el ombligo, señor o señora! ¡Identifíquese!

Algo se mueve por ahí

Es asqueroso, pero las larvas son una buena ayuda para la investigación, siempre y cuando no te las lleves a casa. La larva se considera que es el estadio de desarrollo entre el huevo y el insecto. Es la fase que con más frecuencia se observa al examinar al denominada "fauna cadavérica", que tiene muy poco que ver con los documentales de la tele sobre animales.

Las larvas se alojan principalmente alrededor de las llagas abiertas y de los orificios naturales (boca, nariz, ojos, oído, ano, vagina) pasando después a otras partes del cuerpo. La cuestión estriba en que es muy difícil identificar las especies a partir de estas formas inmaduras de los insectos. Como no se puede esperar a que crezcan y alimentarlas con ternura, pues hay que apañarse con lo que hay, y si hay suerte, están lo bastante desarrolladas para que den alguna pista.

El algodón no engaña

El tiempo enseña la importancia de las manchas para la investigación del crimen, es decir, toda modificación del color, suciedad, materia extraña en el cuerpo humano, sobre instrumentos o un objeto cualquiera. Esto incluye depósitos de líquidos. elementos blandos o sólidos. Del estudio de estas manchas se pueden establecer relaciones comprometedoras de la intervención o participación de una persona o cosa en un hecho delictivo. Por ello, existen especialistas del "otro lado", del lado del crimen, que se dedican a limpiar la escena del crimen, como el denominado "Lobo" que aparecía al final de la película Pulp fiction de Tarantino.

Las manchas son de diversos tipos, tan variadas con la vida del criminal y la víctima. Las manchas dinámicas son producidas como consecuencia del movimiento de un ser vivo o de un objeto que éste esté manipulando o haya manipulado en algún momento. Como era de esperar, tiene especial interés para la resolución de los casos las de los fluidos orgánicos en el lugar de los hechos. La sangre, pues claro, se lleva el premio a la mancha más provechosa y esclarecedora. En criminalística las manchas de sangre se clasifican según su producción en contacto, escurrimiento, impregnación, limpieza -para borrar pruebas- y proyección (en CSI se lo pasaban muy divertido trazando líneas con cordeles para determinar las trayectorias de las manchas de sangre, y ya no digamos Dexter...).

Otro tipo de manchas, las orgánicas, las producidas por sustancias que provienen del cuerpo humano o de otro ser viviente, como las de cerumen -sí, antes de cometer algún crimen hay que ir muy limpitos y lavarse bien las orejas-, fecales -esto huele...-, mucosa nasal, orina, saliva, sangre, semen, sudor, vómito -algún escrúpulo o repugnancia posterior a la ejecución del crimen... o alguna comida que ha sentado mal-. Las manchas inorgánicas, pues el resto. Unos ensucian y otros buscan la suciedad delatora. Al final, siempre toca limpiar al becario.

domingo, 30 de mayo de 2010

De qué sirven las penas

Las penas son sanciones que se imponen al responsable de una infraccíón penal. El supuesto efecto disuasorio es en la práctica una ficción, aunque, algo es algo, da trabajo a los funcionarios de prisiones y pensión completa a los reclusos. La ley existe porque existe el delito y a la inversa. Un bonito círculo vicioso. Las penas se pueden clasificar en función de criterios de todo tipo. Si nos fijamos en su clasificación legal, penas graves, menos graves y leves. Más interesante, según su naturaleza: penas privativas de libertad, como la prisión o la localización permanente. O también, penas privativas de derechos, como la inhabilitación, prohibiciones y las famosos trabajos en beneficio de la comunidad, que no engañan a nadie, ni al infractor ni al legislador, y penas pecuniarias. La ley es la ley. El delito es el delito. La pena está entre los dos. Y seguirá estándolo.

El crimen perfecto

Lo primero que se aprende en Criminología es que el crimen perfecto existe. Es el hombre, el ser humano. La humanidad. Lo sabe todo el mundo. No hay juez. No hay autoridad superior. Todos los delitos son posibles para la raza humana. No debe rendir cuentas ante nadie. Dios ha muerto. El hombre es la única ley del hombre. Nadie le puede parar. Ni los ángeles ni los demonios. La conducta típica, antijurídica y culpable está muy bien. Tipificable como delito y sancionable. ¿Y qué? Esto nunca ha impedido el delito ni el crimen. Todos somos culpables en un momento u otro. Lo segundo que se aprende en Criminología es que no existe la presunción de inocencia. La historia de la humanidad es una historia criminal. Sin juicio. Sin castigo. Sin perdón. Con ley.