Las penas son sanciones que se imponen al responsable de una infraccíón penal. El supuesto efecto disuasorio es en la práctica una ficción, aunque, algo es algo, da trabajo a los funcionarios de prisiones y pensión completa a los reclusos. La ley existe porque existe el delito y a la inversa. Un bonito círculo vicioso. Las penas se pueden clasificar en función de criterios de todo tipo. Si nos fijamos en su clasificación legal, penas graves, menos graves y leves. Más interesante, según su naturaleza: penas privativas de libertad, como la prisión o la localización permanente. O también, penas privativas de derechos, como la inhabilitación, prohibiciones y las famosos trabajos en beneficio de la comunidad, que no engañan a nadie, ni al infractor ni al legislador, y penas pecuniarias. La ley es la ley. El delito es el delito. La pena está entre los dos. Y seguirá estándolo.
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