viernes, 28 de febrero de 2014

Shakira piensa 3: No toca bien



CANTA PEOR

TAMPOCO SABE BAILAR

Consejo: Debería dar clases de solfeo y separarse más del micrófono

Comentario Cool (CC): Es una alumna aventajada de Karlheinz Stockhausen

COROLARIO: Y Shakira piensa, incluso cuando no lo hace

***

SHAKIRA BONUS THOUGHT: A mí no me sale tan bien, incluso sin micrófono

domingo, 23 de febrero de 2014

Shakira piensa 2: Papi ya va


Esta frase requiere un completo análisis semántico según los posibles sujetos del enunciado: Papá, mamá y Bebé, o para abreviar, P, M y B. Por suerte, B no habla y nos podemos ahorrar algunas combinaciones. Véamos cómo sigue esto.

CASO A - Cuando P le dice M que "Papi ya va", se ha de interpretar, por lo general, en el contexto del acto reproductivo. P, de este modo, anuncia que va a llegar al clímax, algo muy importante para los P, y así lo hace saber, como si inaugurara una autopista. También puede decir "Me voy". Son expresiones equivalentes.

CASO B- Cuando M le dice a P, "Papi ya va", puede tener dos significados, también en el acto reproductivo. B1. Si va entre exclamaciones, ¡Papi ya va!, lo hace con toda la intención de dar ánimos a P para llegar al clímax. Apoya sus actos y aplaude sus esfuerzos. El uso por duplicado, ¡Papi ya va!, Papi ya va!, es habitual. También es una forma de que todo acabe lo antes posible.
B2. Sin exclamaciones, y a veces con la boca medio llena, "Papi ya va" indica que el fluido del clímax va directo a la garganta. Otra opción es "Papi me llena". Pero hay que recordar que no es fácil pronunciar palabras en esta situación, por lo que la expresión puede quedar incompleta: Pap y... Pa ya... Pap m ll... etc.

CASO C - Último caso. Cuando M le dice B, "Papi ya va", es en el contexto de la comida, y toca comerse sí o sí la papilla. Aunque M lo plantee como un juego, algo divertido. B no piensa lo mismo.

COROLARIO: Y Shakira piensa, nadie puede dudarlo.


sábado, 22 de febrero de 2014

Shakira piensa 1: Nunca me acuerdo de olvidarte

NO ME EXTRAÑA


Comentario: Bonito cráneo japonés, datado en la Segunda Guerra Mundial, para bonita chica americana de un bonito soldado americano.
Otro comentario: Está firmado por el bonito soldado y otros bonitos soldados.
Último comentario: Todo es muy bonito.

Corolario: Y Shakira piensa, como es lógico.

viernes, 21 de febrero de 2014

Los juegos de Sushi


CHECHENA CRUDA + UCRANIANO HORNEADO A FUEGO LENTO + DELICIAS DE UZBECO ELECTROCUTADO


TODO REGADO CON VODKA


Dale al chicle y verás qué asco



Los americanos tienen el mérito de haber descubierto. sí, los americanos, que el ser humano es un animal mascador, más cercano a las vacas que a los tigres. Un auténtico rumiante que debe mascarlo todo, y no sólo para comer, lo peor es que debe mascar para vivir. Es un animal mascado, que pierde el gusto, las ganas, la vitalidad, y sobre todo el tiempo. Como digo, los americanos atentos a este hecho han ido creando sucesivamente innumerables ingenios, todos con patente, para mascar la vida, para ir mascando hasta morir. De tanto mascar, por supuesto, al final nada sabe a nada, da asco. No es un inconveniente, es más, esto es lo que se vende a los clientes potenciales, los mascadores: una experiencia inolvidable en la que progresivamente sienten asco de sí mismos, de los demás y de todo lo que les rodea. Cuanto más perseveran, más mascan, más pierden el tiempo, más asco sienten y menos sentido tiene todo. Mascan para no sentir más asco y a la vez sienten más asco al mascar. Algunos vomitan, y vuelven a empezar, como si fuera una vida nueva.Y sobre todo, sobre todo, compran, compran para sentirse mal.

Este mascamiento obsesivo del día a la noche, una buena gimnasia para las mandíbulas, tuvo de forma casi simultánea, y no casual, su primer objeto de asco, o doble objeto de asco, con la TV, gran invento, y el chicle, no menos gran invento. Grandes formas de perder el tiempo, hacer ganar dinero y  hacer sentir asco al propio mascador. Tampoco es casual que el boom del chicle fuera durante la Segunda Guerra Mundial, pues no hay nada mejor que matar mientras se masca chicle de sabor fresa. Hay una sintonía, una armonía oculta. Puestos a sentir asco, hagámoslo a lo grande, matando gente con una goma de mascar en la boca. Después el soldado, ese gran mascador de huesos y sangre, volvía a casa. En casa, quería más, quería sentir más asco, odiarse más, sentirse peor... ¿y qué hacía?... Lo más razonable: encender la TV. Ahora sí, ahora sí que se odia, se odia mucho, a más no poder. Nunca ha odiado a más en la vida. Masca su propio odio como si fuera sólido. Mira y odia. Odia y mira. No lo aguanta, ni se aguanta, pero seguirá así hasta caer muerto de tanto mascar.

Hay más, a la caja tonta, chicle tecnológico lleno de imágenes mascadas y masticadas para los mascadores, le ha sucedido la red tonta, más asquerosa. mucho mejor para provocar asco. Empiezan a conocerse casos de personas que vomitan nada más conectarse; lo cual es bueno, porque pueden volver a conectarse, a mascar un rato, antes de que les den arcadas de nuevo. Vomitar es sano, recuerden, alivia. Nada como la red  para que el mascador sienta odio de sí mismo y entre en una espiral de depresión, náusea y repugnancia. Es el denominado Ciclo del Chicle Usado (CCU). No pasa nada. Cada mañana, el CCU que era insoportable por la noche, se convierte en la única esperanza, en lo único por lo que se levantan de la cama. Para mascar, se levantan para mascar, para ser mascados y para mascar a los demás. Masca que algo queda. Los mascadores, todo lo esperan del CCU. Los masticadores, adoran al CCU. Siempre y en todas partes, en todo lo que hacen, todo es algo mascado, todo es CCU. ¿Los hijos? - CCU. ¿La pareja? - CCU. ¿Los amigos? - CCU. ¿Los muertos? -CCU. ¿La vida? -CCU. Todos quieren ser CCU. Sueñan con el CCU. Se acuestan con el CCU. ¿Qué asco de vida? - Al mascador le parece normal. nació con un chicle en la boca, un chicle usado. Hay CCU para los bebés. Los venden en las tiendas.

Para finalizar, un poco de historia contemporánea. Se cuenta en los libros de historia que la primera vez que se utilizó la expresión: "Dale al chicle", fue durante la Guerra de Vietnam, gran hito de los mascadores de odio. Ahí, cuando los marines se encontraban con algún vietnamita chamuscado por el napalm, medio muerto, hambriento, empapado de agente naranja, le miraban sonriendo, los americanos siempre ríen, y le decían: "Dale al chicle"... se sobreentiende... "muérete ya en un rincón y deja de molestar", o también... "que te den", o también "si te pica te rascas", o también "a partir de ahora nada de nada". Incluso llegaban a meterle un chicle en la boca y obligarlo a mascar. Todavía no existía YouTube, otro CCU, y es una lástima, porque tendríamos vídeos inolvidables. ¿Se imaginan un vietnamita en llamas mascando chicle? Se haría viral en un segundo. Eso era antes, lo de dale al chicle, ahora, en la misma situación, en Agfanistán, Irak o donde sea, dirían: "Dale al like" si te ha gustado... o "Dale al dislike", si no te ha gustado. ¿Te hemos jodido bien  o no? - Valora nuestra actuación con total libertad. Te vamos a matar igual, pero dale al like. Porque los americanos son seres humanitarios; el "Dale al like" es un derecho humano que no se puede negar a nadie. Bueno, se dice que el único derecho humano que queda, el último chicle usado. El CCU definitivo para la gran vomitona mundial. ¡Dale al chicle! ¡Dale al like! Los americanos sí que saben dar asco.

viernes, 14 de febrero de 2014

Oye man 4: Lecciones infames para el hombre de hoy

QUIEN NO TRABAJA ES PORQUE NO QUIERE


QUIEN TRABAJA ES PORQUE QUIERE

Comentario:  Afirmaciones de alto alcance que requieren otro comentario.
Otro comentario: Y una respuesta adecuada en forma de breve razonamiento.

A. Proposición afirmativa: EL TRABAJO ES UNA MIERDA
B. Demostración: RECOGER MIERDA TAMBIÉN ES UN TRABAJO.

miércoles, 12 de febrero de 2014

El complejo de Edipo: Mamá no Mama



El doctor Freud era muy aficionado a jugar a papás y mamás, era lo que más le gustaba aparte de la  cocaína. De tanto jugar, inventó una teoría sobre muñecas y muñecotes que denominó el complejo de Edipo. Puede parecer complicado, pero en realidad es muy simple, sólo se trata de seguir las fases, e incluso los psicólogos, psiquiatras, y los mismos psicoanalistas, gente un poco obtusa por lo general, pueden entenderlo sin mucho esfuerzo. Les animo a ello. ¡Juntos podemos!

En la primera fase, el bebé se da cuenta de algo muy sencillo: mamá no mama. Analicemos esta proposición: a) Mamá, ella, no mama, esto está claro. b) Mamá no mama, soy yo el que mamo. Esto ya introduce un refinamiento discursivo. Y, por último, c) Yo, que mamo, soy el que mamo. Lo que nos lleva a la construcción del self, al nacimiento del yo pegado al pecho: YO soy aquel que mama. Mamá no mama, pero YO sí, yo sí que mamo, y tanto. YO mamo y, más allá. YO mamo, luego soy. Es el privilegio que tengo. Mamar y no otra cosa es lo que hago y soy lo que hago. Así que literalmente, el bebé es un mamón. Lo sentimos por la expresión; así se vive el bebé en su intimidad, como un verdadero, excelso, dedicado mamón.

Ahora bien, el bebé a medida que crece no tarda en observar, o imaginar, que a lo mejor mamá sí que mama, quizá a él no, pero sí a papá. ¡A papá, a papá sí! Aquí entramos en la segunda fase. Más conflictiva. Claro que es sólo lo que se imagina, porque en la mayoría de los casos no hay forma de que mamá mame a papá. Ya lo sabemos. Pero cómo él, el mamón -¿recuerdan la primera fase- no lo sabe, empieza a mirar mal a papá, lo odia, ¿la mamá mama a papá y no lo mama a él? ¡Cómo puede ser eso! ¡Es una injusticia! ¡El mundo es injusto¡ No se lo perdonará nunca, incluso deseará matarlo.


En fin, más crecidito, el mamón buscará madres sustitutas que le den lo que su mamá da a papá pero no le da él. En terminología técnica psicoanalítica, buscará mamonas. Es la fase culminante, la última y tercera fase, lo que se llama la fase de resolución del complejo de Edipo. En la medida que el mamón tenga suerte y encuentre una o varias mamonas que mamen, si es posible repetidas veces, resolverá su complejo y será un hombre adulto, un hombre de provecho, útil a la sociedad. En caso contrario, es un parásito condenado al infantilismo, el fracaso social, la baja autoestima y al mamoneo esporádico con otros mamones. Estadísticamente, cada mamón fracasado, es un cliente potencial para los médicos de la mente, otros mamones que inventaron el complejo. Sólo aquellos mamones declarados que superan el complejo a golpe de mamadas -se sobreentiende, sin pagar-, consiguen convertirse en los impulsores de la productividad de la sociedad, en los agentes del cambio histórico. Este es el verdadero sentido de la frase de que detrás de cada gran hombre hay una gran mujer, aunque habría que decir mejor, delante, mejor delante. Estos mamones, concluyo, son la clave y la esperanza del futuro.

lunes, 10 de febrero de 2014

Oye man 3: Lecciones infames para el hombre de hoy

SI QUIERES TRABAJAR, DÉJATE TOCAR


Comentario: El trabajo es una fiesta
Otro comentario: Si quieres trabajar, déjate mojar



Los maestros pensadores Gloomberg



Como diría Jack el Destripador, alias Jackie Dj, cortemos por lo sano y empecemos por el principio. Héctor Gloomberg fue el iniciador de esta saga de ilustres pensadores, llena de nombres que serán siempre recordados como los creadores de la mayor estafa del pensamento jamás concebida, y además bien remunerada, porque cuidado que cobran y cobraban. Todo empezó cuando Héctor, en la adolescencia, no se sabe muy bien por qué motivos, tuvo una idea. UNA idea, sólo una, la única que tuvo en toda su vida. Pero fue suficiente para llevar una vida desahogada. La genial idea consistía en un esquema que representaba de forma tosca el significado profundo de la arquitectura de las catedrales que a su vez remitía al sentido de la vida humana y del universo. El sentido del altar, de los bancos, de los confesionarios, de la pila bautismal, todo era una alegoría. Según este Gloomberg primigenio, estaba todo ahí; todo el misterio del cosmos al descubierto. Quiere saberlo todo de todo, la sabiduría absoluta, no hay problema, está a su alcance ¡Mire el esquema! ¡Contemple el esquema Gloomberg!  Como dibujo no estaba mal. Daba para algunas charlas. Con él consiguió que el invitaran a algunas copas. Y sí, tuvo una segunda idea, pero esta no cuenta, es de segunda categoría, no me contradigo. Tuvo la ocurrencia, digo, de vivir de la primera idea, de la única idea, convertir a esa idea adolescente, absurda, en profesión.


Con este preciado material en sus manos, Héctor consiguió trabajo de profesor. La verdad es que no fue difícil. Contaba con el factor sorpresa. Los alumnos se renovaban cada año y, por tanto, siempre creían que asistían a la creación de algo nuevo, que se presentaba ante ellos una idea nueva, audaz, nunca pensada. Tal cual. Héctor se dedicaba una y otra vez a dibujar su esquema en la pizarra. Siempre el mismo. Luego hablaba. Lo explicaba. Hablaba mucho.Y en eso consistía todo el curso. ¡El esquema Gloomberg! ¡Qué más quieren señores! ¡Vean y asómbrense! Para cuando los alumnos ya estaban aburridos, pasaban a otro curso. Y llegaba carne fresca. Claro que a veces la cosa no funcionaba y habían miradas suspicaces de alumnos avispados. No importaba. Para estos casos, el primer maestro Gloomberg, tenía la solución. Grandes dosis de teatro, cierto sex-appeal, drogas si hacía falta y chistes fáciles relajaban el ambiente. Y si esto no funcionaba, estaba la jugada maestra, el jaque mate Gloomberg, esto es, siempre podía dedicarse a leer citas de autores profundos o, mejor todavía, proponer la lectura de textos y pasajes especialmente difíciles, incomprensibles, que él por supuesto ni había leído ni comprendido, bajo el pretexto de que su lectura era muy provechosa e imprescindible para comprender el esquema Gloomberg. Esto nunca fallaba. Los dejaba desconcertados. Incluso algunos abandonaban el curso porque decían que les superaba, que el esquema Gloomberg podía con ellos, que no estaban a su altura. Que era demasiado profundo.

El tiempo fue pasando, Héctor envejeciendo, y nada cambiaba. El esquema Gloomberg inamovible, acaso el gran maestro cambiaba una línea aquí, otra allí, porque quería hacer creer que todavía no era lo bastante preciso, que todavía estaba en ello. ¡Fíjense, todavía no hemos llegado al quid de la cuestión! ¡Mediten en sus casas de lo que hemos hablado! ¡Esta línea, esta línea es trascendental, lo cambia todo! Lo cambiaba todo excepto que seguía cobrando. Y así el esquema Gloomberg, esa idea adolescente, le permitió ganarse la vida, bastante bien, y vivir toda la vida de ella. Siempre se recordará su imagen, repetida una y otra vez, en clases, conferencias, cuadros y tertulias, de su mano alzada en la pizarra, frente al dibujo del esquema Gloomberg, mirando como mucho, demasiado, al vacío. Incluso con los ojos cerrados. Total se lo sabía de memoria, qué más daba.

Este gran estafador, inconsciente quizá, nunca lo sabremos, tuvo el privilegio de ser honrado el día de su entierro con una bonita loa, que empezaba así: "Héctor Gloomberg será recordado por todos los que le conocieron y amaron, como la primera persona en la historia de la humanidad que ha conseguido vivir toda su vida gracias a una sola idea, un solo dibujo, al celebérrimo e inigualable esquema Gloomberg... (y finalizaba)... Es más queridos amigos y familiares, este esquema es la herencia, el legado que deja a sus hijos, para que perpetúen la mayor estafa, la más sutil, la más provechosa, de la historia del pensamiento. El esquema Gloomberg siempre estará en nuestros corazones, así como su creador".

Como con esto no bastaba, inmortalizaron el esquema Gloomberg en la lápida, por si alguien se olvidaba. Enterrado bajo su esquema, bajo el peso de su única y lastimosa idea, ahí reposa. Mientras que sus descendientes continúan la saga de los maestros pensadores Gloomberg. Y continúan cobrando. Como si nada.

sábado, 8 de febrero de 2014

Oye man 2: Lecciones infames para el hombre de hoy

Yo no soy racista, los negros lo son porque quieren

Comentario: No te quejes; si quieres, puedes.
Otro comentario: JUST DO IT

viernes, 7 de febrero de 2014

Ferrero Rocher: bolas chinas calientes


Antes que nada, ¿no deberían ser filipinas y no chinas? La bella dama de los bombones Ferrero así parece insinuarlo, lo insinuaba en cada anuncio. Miren y vean. Isabel "la momia" Preysler, incorruptible, como las santas, devota de los Ferrero, devoraba Ferrero hasta el punto de que inventó otros usos inconfesables. Según cuenta en sus memorias bilingües, "Isabel, my name", desarrolló un extraño placer,  pringoso y oscuro placer. Por las noches, después de la copulación de rigor, pura rutina, iba al baño, cerraba la puerta y ponía música sacra. En este ambiente relajante, sacaba unos cuantos Ferrero, los desenvolvía con cuidado y se los introducía uno a uno en el canal vaginal. Así, uno tras otro, hasta que no cabían más por las limitaciones propias de un cuerpo pequeño y estirado. Entonces, según unas leyes de la física inalterables, las bolas de chocolate y conservantes se iban derritiendo por el efecto del calor. Pasaban del estado sólido al líquido, creando un efecto de marea negra caliente y deslizante que llevaba a Isabel al orgasmo repetido. Puesta en cuclillas, la masa de chocolate derretido se derramaba por sus labios y se deslizaba por sus piernas filipinas. Lo peor era el suelo. Se manchaba el suelo de baldosas. Pero para eso estaba la criada española. De todos modos, ¿son estas las verdaderas bolas chinas calientes? ¿No hay otra experiencia Ferrero en otra parte? ¿Los huevos Kinder?

Sí. Esto no viene al caso. Es verdad. Pasemos a otra cosa. De lo que realmente quería hablar no es de Isabel y su bombofilia, sino del amor de madre, y de que hay amores que matan. Roberto es el típico barrigón cuarentón que todavía vive con su madre. Su madre se llama Roberta, como explica con todo lujo de detalles en su biografía, "Roberta, my name forever". Resulta que Roberto tenía la sana costumbre de darse descargas eléctricas en los testículos, nada raro, para pasar el rato, como la mayoría de oficinistas. Empezó a pequeña escala, con una batería y regulando la potencia, unas cuantas veces al día. A falte de mujeres, Roberto pensaba que la electricidad era la mejor opción. Pero con la batería no fue suficiente. Al final ya ni le excitaba. Tuvo que recurrir directamente a la corriente eléctrica y enchufarse un cable pelado para darse una descarga como dios manda. Como técnicamente eso es una derivación, cada vez que se alegraba la vida de sus testículos saltaba el diferencial de la casa, tantas veces como lo hiciera, y eran muchas. Era una fiesta.  Roberta estaba preocupada porque cada dos por tres se quedaba sin luz. Y no lo entendía. No entendía qué pasaba. Sufría porque su hijo se quedaba sin luz. Así que como buena madre responsable llamó al electricista sin decir nada a Roberto. El electricista era eficiente. Podía hacer un apaño ilegal para que el diferencial no saltara. No saltaba, y no se cortaba la luz. Buena idea. Roberta estaba contenta porque había ayudado a su hijo. La sorpresa que se iba a llevar.

Roberto como siempre, desnudo, en el baño, con un preservativo puesto, como siempre, ya digo, lo habitual, como siempre, se enchufo el cable pelado a sus testículos. Como siempre fue bien, muy bien, sólo que la corriente no paró. Lo primero raro que notó es el humo que salía del escroto, luego el vello púbico que entraba en llamas. Lo primero y lo último, porque quedo tostado como una galleta mal horneada. Hay amores que matan. Roberta lo comprendió demasiado tarde. Lo más trágico del asunto es que el electricista acabó en la cárcel por malas prácticas. De forma injusta, porque él sólo hizo su trabajo, un buen trabajo.

Y aquí, que ahora, el cuerpo de Roberto llega al depósito de cadaveres. Sobre la mesa de autopsias, al forense le hace mucha gracia como han quedado sus testículos calcinados. Algo raro, como marrones y los poros abiertos como medio blancos, o quizá grises, como si hubieran medio explotado. A todos les hace mucha gracia. - Esperen, dice el forense,  esperen, falta el detalle final. Coge un poco de papel aluminio, lo parte en dos trocitos. Con buen hacer les da forma de cacerola. - Ya está, exclama. Con manos de cirujano diestro, envuelve cada testículo en papel de plata. Sonríe, mira a los demás. ¿No lo reconocen? ¿No lo han probado nunca? ¡¡Ferrero Rocher!! ¡¡La expresión del buen gusto!! Ríen como hienas en celo con bata blanca. El bisturí alzándose sobre el cuerpo de Roberto, desde ahora Roberto Rocher, señala el fin del jolgorio. Hay que ponerse manos a la obra. El forense ve el cuerpo de Roberto como un pastel de chocolate rezumando fresa. Prefiere no decir nada. 

Comentario: otros títulos: El diferencial de los huevos. El dulce engancha. Los Testículos dorados de Jehová.

Oye man 1: Lecciones infames para el hombre de hoy


SI JODES A LOS DEMÁS, GANAS MÁS




Comentario: Ya lo he dicho. Si jodes a los demás, ganas más