viernes, 17 de diciembre de 2010

No tan Bello, ¡por dios!

Ya dije hace tiempo que las maledicciones bíblicas nos acechaban por todas partes. Primero fue el MAL húngaro y ahora le toca al BELLO colombiano. La divinidad ha entrado en una vía de ironía sofisticada donde lo más bello, lo estupendo y noticiable es que la gente muera enterrada por toneladas de barro, empujadas por el peso de un cementerio de residuos ilegal. Y tenía que ser en la población de Bello, ¡cómo no!, un lugar ideal para morir divinamente. La gente es muy posible que no aprecie la gracia de nuestro señor, pero ¡es que hay muy poca fe hoy en día! Rezad un poco y el creador pensará alguna manera divertida de daros muerte o de fastidiaros la vida un poco más. Por el sufrimiento se gana el cielo. Con basura encima ya es un plus.

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