domingo, 24 de octubre de 2010

El MAL húngaro, ¡y no es la sífilis!

Con un poco de suerte los augustos magiares y los pobladores de las tierras húngaras no conocen las lenguas romances, como el castellano, no dominan el lenguaje clásico latino o no son supersticiosos, porque si no empezarían a creer en las maledicciones divinas. Ya me imagino los titulares de los periódicos: "Las fuerzas del MAL se abaten sobre Hungría". Transilvania no es nada. Drácula el empalador no es nada. ¡Escuchen y vean! El MAL auténtico es el depósito de residuos tóxicos de la planta de aluminio MAL (Magyar Aluminium). El MAL es el MAL. Para rematar la faena, en la mejor tradición de las plagas de Egipto. el MAL es rojo ¡y quema! ¿Será el infierno? Para algunos sí. Pero bueno, con unas cuantas palas todo se arregla. Seguro que incluso es bueno para la tierra. Si los peces salen más gordos al lado de las centrales nucleares, pues el aluminio con sosa cáustica ya debe ser fabuloso. Propiedades curativas y todo. Como era aquello de la Bola de Oro...El mal es el capital... El mal es el capital... Como no hay otro, ¡qué remedio! ¿Y el bien? Pregunte por ahí, hombre, a ver si le indican dónde está.

3 comentarios:

  1. QUIZÁ EL BIEN ES UN MAL IMPERFECTO. CUANTO MÁS IMPERFECTO ES EL MAL ACASO ENTONCES MÁS TIENDE AL BIEN. ESO SI ALGUIEN CREE EN LA POLARIDADES: ROJO-GRIS, POLICIA-LADRÓN, ASESINO-PEPINO...

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  2. ¡Qué desfachatez! Hasta aquí podríamos llegar!! Poner en duda la polaridad policía-ladrón, vale, tiene un pase. Lo que es imperdonable es confundir la sacrosanta diferencia el asesino y el pepino ¡Sacrilegio! Las señoras estarán muy enfadadas, y si no lo son tanto, más. Un asesino no sirve para nada, como te mata, no te deja hacer nada. Ahora bien, un pepino!!, madre de dios, un pepino es un mundo de infinitas posibilidades para las señoras.

    Para las ensaladas, a rodajas se puede poner en los ojos y entero sirve para otras zonas... y sin peligro de sífilis!!

    Un poco de decoro, por favor, que el pepino tiene su dignidad y sus amistades peligrosas femeninas.

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  3. YO también yo tengo un pepino. Razón: aquí.

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